martes, 27 de julio de 2010

Dulce Amargo



Daniela cumplía 18, el día tan esperado por Ella al fin llegaba, se acabarían los pretextos para poder amar a Gian, quien era 10 años mayor que ella. Sentada en su cama solo imaginaba lo fácil que sería su amor en secreto, ya no escucharía, que no podían salir delante del mundo entero por el que dirán, ella era muy feliz maquinaria todo lo que podría hacer, pero sus escasos años no le permitían imaginar que sus momentos de amargura no terminaban ahí. Desde ir de compras y ultimar detalles para la reunión por su cumpleaños, hasta ir a la peluquería a arreglarse la tenían muy tensa, solo estaba esperando el momento en que Gian llegue y la abrace y la bese sin miedos y temores, ella lo adoraba, lo sentía perfecto y el hombre mas bueno. Poco a poco, fueron llegando sus invitados, el salón estaba casi lleno, habían venido amigos de todas partes, y claro no podía faltar Rosa, su mejor amiga, la que siempre tenía algo que decirle y corregirle, ya que Rosa se creía muy madura, muy vivida, pero en realidad solo era una niña jugando a ser mayor. Sonó el timbre y todos sabían que Daniela estaba esperándolo, su relación era un secreto a voces, corrió a la puerta y espero miles de cosas, desde verlo llegar con un ramo de flores o con un gran osos que dijera te amo, en pocos segundos imagino mil cosas que un enamorado podía hacer para el cumpleaños de su amada, pero abrió la puerta y solo lo vio ahí parado, le dijo hola, ella olvido el regalo y se lanzo a sus brazos y le dijo susurrando, gracias por venir, por fin comienza mi cumpleaños, tan dulce tan tierna, en sus brazos se iba de este mundo y no quería regresar, pero no contaba con la reacción de Gian, quien no dejaba que los vieran juntos, la aparto de el y le dijo, estas loca, nos pueden ver, ella triste le dijo hoy cumplo 18 años, ya no pueden decirnos nada. Mi pequeña Daniela, ingenua y cándida, sus largos años de soledad la habían vuelto casi una marciana, no sabía de malicia, no sabía de engaños, pensaba que un beso solo se entregaba por amor, nunca se imagino que alguien podía mentir, engañar y destruir. La noche se volvió amarga y agria, lo que iba a ser una fiesta divertida se volvió oscura y sombría, toda la noche se la paso viendo Gian bailar con su mejor amiga, la que se derretía al compás de una pieza lenta y no hacía nada por disimularlo, era como decirle mira este es tu amado, pero por que así, casi todos se fueron, no se dio cuenta de casi nada, ni a que hora se despidieron ni por que, estaba como ida, solo veía los movimientos de Gian, sus caricias hacia su mejor amiga, los secretos que al oído se decían, y las sonrisas que los hacía ver tan sucios y traidores. Si Daniela hubiera despertado seguro que le hubiera dicho vete, esto se acabó, pero muy por el contrario, lo perdono. El jamas cambiaría; pero bendito el cielo felizmente ella si.

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